ARGELIA - الجزاىر


Bueno, allí estaba yo, bajándome del avión (que llegó con retraso) en el aeropuerto, que no está muy lejos de la capital, Argel, pero con bastante tráfico nos hizo falta casi una hora para llegar al hotel. Iba con dos curiosos compañeros de viaje, casi desconocidos pero que me inspiraban mucha confianza.
Caminar sobre las 10 de la noche por las calles buscando un sitio donde cenar, me recordó a mi primera noche en Túnez, que pensando que estábamos en Barcelona, salimos en busca de un restaurante y nos encontramos las calles semidesiertas, los locales cerrados y pocas o ninguna mujer paseando a esas horas.
Las calles principales de Argel están limpias y bastante iluminadas. Encontramos un restaurante abierto (aunque parecía cerrado), con un nombre bastante español Restaurante Granada. Nos sirvieron una cena decente pero nada barata. El local no es muy recomendable si te molesta el humo, porque, ya que aquí (como en Túnez) está permitido fumar dentro, y el local no estaba nada ventilado, era pequeño y lleno de gente.


El hotel STHotel, se encontraba en una de las calles principales de Argel, cerca de una parada de metro y rodeado de locales comerciales y cafeterías. Estaba bastante limpio y la atención era buena, el desayuno un poco pobre y el precio (60€ habitación individual/noche) me pareció caro, aunque no lo era comparado con otros en la capital. Puesto que no es una ciudad enfocada al turismo, no hay mucha competencia y se aprovechan un poco.
El sábado nos levantamos temprano y fuimos a recorrer la ciudad, la verdad es que la experiencia fue muy enriquecedora ya que mis compañeros, que ya conocían la ciudad fueron unos guías estupendos y juntos descubrimos algunos lugares nuevos.
La kasbah de Argel, no es una típica medina árabe, sino más bien un entresijo de callejuelas que suben del mar a la montaña, donde encuentras casas y pocos locales.
Argel es una ciudad con un gran potencial turístico. Situada en el mar mediterráneo con puerto comercial, pesquero y deportivo. Con metro, tren y teleférico. El aeropuerto relativamente cerca. Arquitectura colonial espectacular, aunque nada conservada. Paseando por sus calles no puedes bajar la vista, de la cantidad de edificios bonitos que hay, lástima el estado en el que se encuentran la mayoría.
En el puerto comimos en un restaurante que nos sirvió un pescado fresco riquísimo. No era barato, pero tampoco caro.
Paseando entre las tiendas encontramos una antigua tienda de fotos, en la que su dueño, un famoso fotógrafo argelino, Monsieur Jalili, nos ha explicado como el capitalismo y el petróleo han destrozado a los pequeños comerciantes, artistas y artesanos como él.


Después de la intensa charla, cogimos el metro hasta el teleférico y con él subimos hasta el monumento a los mártires, desde el que se ve toda la ciudad. Maravillosas vistas y una zona muy acogedora para pasear en familia y tranquilamente.

La cena del sábado fue en un restaurante bastante sencillo en apariencia, pero que nos sirvió la mejor comida de todas. Restaurante Aladin, cocina más bien oriental (libanesa, palestina) riquísima y muy bien de precio.

La capital argelina es totalmente recomendable a nivel de seguridad y vale la pena visitarla, porque tiene mucha historia y porque las gentes son amables como en cualquier otro lugar del mundo.

Si hablas francés no tendrás problemas porque este país tiene como idiomas oficiales el árabe, el francés y desde hace unos años el amazig.

El clima mediterráneo permite visitarla durante todo el año.

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